En 1920, en Rauscedo, en un entorno económicamente deprimido y caracterizado por una fuerte emigración, se estableció el primer núcleo de una actividad vivero-vitivinícola. Fue un tal Sartori, oficial del Ejército Real y ex agrónomo de la Cátedra Itinerante de Agricultura de Padua, quien unos años antes ayudó a algunos agricultores del pueblo a perfeccionar la técnica de injerto de mesa que aprendieron y absorbieron con avidez, con la esperanza de elevar su nivel de vida. Se inició así a cuentagotas una actividad modesta, hasta que alrededor de 1929/30 se difundió la idea que el sistema asociativo resolvería muchos problemas y permitiría una mayor producción a precios rentables.
Así fue como, tras diversas vicisitudes, por iniciativa de «auténticos apóstoles», como Pietro D’Andrea, apasionado promotor del negocio de los viveros, nacen en 1933, los Vivai Cooperativi Rauscedo. .